This is a production from the community Olivo Verde, Costa Rica. The Book of Romans is considered a powerful letter that transformed history and divided the Catholic Church. Being righteous means living according to God's design, not religion. God glorifies us by allowing us to fulfill our true potential. Only God can guarantee a fulfilling life. We need to realize that we live by our own laws and establish our own priorities. We must present ourselves before God daily and prioritize our relationship with Him over everything else.
La siguiente es una producciĂ³n de la comunidad Olivo Verde, Costa Rica. Como les dije, los tres primeros capĂtulos, realmente hasta el capĂtulo 6 del Libro de Romanos la carta es muy preparatoria, la carta de los romanos es muy preparatoria, muy muy preparatoria. La carta de los romanos es considerada una carta sumamente, voy a usar una palabra que no deberĂa utilizar porque por esto va la Biblia es igual, potente. La carta de los romanos es una carta escrita de una manera en donde definitivamente ha sido la responsable de la transformaciĂ³n de la historia, esta carta transformĂ³ la historia.
Esta carta dividiĂ³ a la iglesia catĂ³lica, esta fue la carta que tenĂa MartĂn Lutero de cabeza, es una carta muy poderosa, el EspĂritu Santo tiene cierta particularidad con esta carta. Y yo deberĂa de haber empezado hoy el capĂtulo 4, hoy deberĂamos de estar empezando el capĂtulo 4 pero no lo voy a hacer, no voy a empezar el capĂtulo 4 por motivo de que hay elementos muy importantes e inclusive hay hermanos que no estaban la semana pasada.
La semana pasada dijimos que cuando la Biblia se decĂa que somos justos, decir que somos justos es una forma de identificarnos, decir que somos justos es una forma de identificarnos de manera tal de que nos demos cuenta que ya no se nos culpabiliza de nada, no se nos culpabiliza absolutamente de nada. Ahora, siempre hay una confusiĂ³n, siempre hay una confusiĂ³n aquĂ importante porque la gente estĂ¡ pensando que la confusiĂ³n se da en el hecho de entender que Dios estĂ¡ pensando en una lista de mis pecados y la lista de mis pecados los tiene a mano y entonces Dios estĂ¡ pensando que esos son los pecados que Él me borrĂ³, sĂ, eso tambiĂ©n, pero cuando el Señor se refiere a justos, se estĂ¡ refiriendo a las personas que decidieron vivir ya no de sus propios pensamientos, de su propia fuerza, de sus propias ideas, de sus propias habilidades.
Estamos hablando de que son personas que estamos haciendo lo que sea para depender de Dios de una u otra manera, eso es lo que esencialmente el Señor nos estĂ¡ tratando de hacer entender a todos, justos somos aquellos, las personas que de alguna forma hemos decidido poner a Dios y que Dios sea, oigan lo que les voy a decir, que Dios sea lo Ăºnico en nuestra vida, no lo mĂ¡s importante, es muy peligroso decir Dios es lo mĂ¡s importante en mi vida porque las cosas importantes cambian y no estĂ¡n en funciĂ³n de lo que yo pueda afirmar, las cosas importantes estĂ¡n en funciĂ³n de como yo me comporto, si me estoy comunicando, Dios no es prioridad nunca, escĂºcheme, Dios no es prioridad nunca, Él es todo en todo, Él es todo, no tiene nada que ver con prioridad.
Bueno, voy a hacer esto primero, y esto segundo, y esto tercero, esos son prioridad, Dios no lo es, Dios es todo, absolutamente todo, Él quiere estar en el primero, en el segundo, en el tercero, en el cuarto, Él estĂ¡ en todo. La otra cosa que vimos la semana pasada fue que, o entendemos, o tenemos que entender que ser justo es una condiciĂ³n de vida que no tiene nada que ver con religiĂ³n, los justos son los que saben amar, el amor no es una decisiĂ³n, el amor no es un sentimiento, el amor es el estado de identidad del Hijo de Dios, escĂºcheme, esto no lo enseñan en Netflix, y tampoco en las canciones en, como se llama esa cosa, en Youtube Music, el amor no es un sentimiento, el amor no es una decisiĂ³n, el amor es la definiciĂ³n de la identidad del Hijo de Dios.
¿QuiĂ©n puede amar un Hijo de Dios? ¿QuiĂ©n puede perdonar un Hijo de Dios? No, no, la gente en la calle perdona, no, se la aguanta. Las personas justas son las personas que esencialmente Dios quiso que poblaran la tierra, y no por su condiciĂ³n moral, sino por su capacidad de poder lograr llenar la tierra en cualquier lugar, ser personas capaces de administrar lo que Dios habĂa puesto en sus manos. Nosotros somos un saco de celos, inseguridades, temores, andamos llenos de un montĂ³n de cosas, estamos llenos de, de que mi abuela, es que el problema fue mi abuela, ustedes no se imaginan, mi abuela era bruja, mi abuela era bruja, y entonces echaba matas de ruda, se bañaba en ruda, mi abuela se bañaba en ruda.
Entonces la gente vive un montĂ³n de cosas, escĂºcheme, la palabra de Dios dice que los justos son la gente que vive en esta tierra a partir del diseño de Dios para la vida, no para la religiĂ³n. Dios nunca soĂ±Ă³ meter a nadie en este lugar, nunca, nunca, nunca. La otra cosa que vimos la semana pasada fue, hablamos de la palabra glorificar, gloria, glorificar, Dios nos estĂ¡ glorificando, lo que Dios nos estĂ¡ glorificando no es que nos estĂ© dando unas alitas, y unas rueditas aquĂ en la cabeza porque nos estĂ¡ haciendo glorificando, eso no se llama glorificar.
Uno de los ejemplos que pusimos la semana pasada tiene que ver con una flor, la flor florea en un tiempo especĂfico, esa es la gloria, esa es la gloria de la planta, en el momento en que sale la flor, es el momento mĂ¡s importante, pero sale lo que viene de la planta, sale lo que la planta es, ninguna planta, ninguna flor, una flor que tiene que salir, que es una flor de, no sĂ© de quĂ©, de, dicen que la flor de ayote es muy linda, la flor de ayote nos saca una flor, nos saca una flor de aguacate, para que ustedes me entiendan, no entendĂ, que algunos de nosotros queremos florear con la gloria de otras personas y queremos parecernos a otras personas, por eso es que es tan compleja la humanidad, muy compleja, porque estamos imitando a gente, estamos imitando lo que nos gusta, lo que nos parece, lo que es.
El jueves, el viernes tuve la oportunidad de trabajar en un gimnasio en Ciudad Quesada, con el equipo de instructores, es impresionante lo que la gente les cuente, lo que la gente les dice, pobres muchachos, porque oyen de todo, son instructores de gimnasio, y de un pronto a otro le dicen a la señora, venga Doña Ana, sĂºbase aquĂ y haga ocho mil, haga ocho mil, entiendes, para que vea si alcanza la Doña Ana. Y cuando empieza, cuando ya lleva cuatro mil seiscientas de esas, ay, le estĂ¡ llorando a la señora, entonces le dicen, no, no, no llore, le faltan dos mil, tĂº me pienses, verdad, y entonces, no, no, es que estoy llorando porque es que viera que yo me metĂ al gimnasio porque mi marido me dejĂ³, y empieza la historia.
Por Dios, pobres muchachos, para mĂ fue una experiencia lindĂsima trabajar con los instructores del gimnasio el viernes, por las cosas que escuchĂ© de ellos, de algunos de ellos estĂ¡n a punto de hacerse pastores, otros psicĂ³logos, otros. La gente cambia, cuando la gente pesaba ochocientas, noventa libras, y despuĂ©s pesa ciento veinticinco, aunque le cuelgue todo, la gente cambia, la actitud es otra. EstĂ¡ mal cambiar, no, estĂ¡ mal bajar de peso, no, hoy ya llevo dos onzas y media, por ejemplo, o sea, pero yo quiero que usted me entienda que lo que estamos tratando de entender es que la Palabra de Dios dice que Dios nos glorifica, y cuando nos estĂ¡ explicando que Dios nos glorifica, es que al poner su vida en nosotros, hace que nosotros demos en la realidad en la cual estamos, no aquĂ, todo el potencial de lo que verdaderamente nosotros somos.
Eso significa glorificar, eso es lo que Dios entiende, eso es lo que de alguna forma tenemos que entender, pero lo mĂ¡s importante es que usted entienda que es Dios quien garantiza, es Dios quien garantiza cualquier proceso de vida, nadie lo puede garantizar, ninguno de ustedes puede decir que usted va a ser absolutamente y completamente realizado o feliz, para decirlo bonito, con su carrera, nadie. Yo le tengo pĂ¡nico cuando alguien me dice que Dios, ojalĂ¡ Dios le mande un marido a Amanda, o como, Dios no le manda maridos a nadie, ¿dĂ³nde ha visto usted? OjalĂ¡ Dios le mande una esposa a Ignacio.
Ellos van a tener que escoger, como cada uno de nosotros, porque a uno le toca escoger, Dios en eso no se mete. Dios no, Dios libre, ni AdĂ¡n, ni AdĂ¡n tuvo la opciĂ³n de decir, lea la Biblia, ¿quĂ© le dio Dios a AdĂ¡n primero? Vacas y animales de granja, y Dios dijo, ninguno de esos me gusta, y cuando vio a la mujer dijo, mira, esta sĂ, y Ă©l escogiĂ³. Dice la Biblia, esta sĂ. O sea, a uno no le mandan el marido al cielo.
Solo Dios garantiza un proceso de vida. Solo Dios hace que un cĂ¡ncer valga la pena. Solo Dios hace que una violaciĂ³n, un accidente como el de Sergio, que se partiĂ³ la madre hace 15 dĂas. Al carro de Sergio le dieron pĂ©rdida total, no porque el carro se despedazara, no lo encontraron, usted me entiende. Se desapareciĂ³ el carro, lo despedazĂ³ tanto que no quedĂ³ nada. Se perdiĂ³. Pero yo necesito que esta mañana usted me entienda que yo no puedo avanzar al capĂtulo 4 hasta que usted no se dĂ© cuenta que nosotros vivimos tambiĂ©n de nuestras propias leyes, y hemos establecido nuestras propias leyes.
EstĂ¡ la ley del frĂo, por ejemplo. ¿Voy a ir a la iglesia? No, porque va haciendo mucho frĂo. La ley del predicador. ¿Usted predica hoy? Yo nunca contesto. ¿Por quĂ©? Una vez preguntĂ©, ¿por quĂ©? Me dice, porque si usted no va yo no llego. QuĂ© mal que estamos. Se llama la ley del predicador. La ley de la ofrenda, la ley de la congregaciĂ³n, la ley de servir, la ley para orar. Algunos de ustedes no oran. Nunca.
Nunca. ¿Y usted cĂ³mo sabe que no oramos nunca? Porque yo tampoco. Porque somos iguales. Porque andamos buscando cĂ³mo entretenernos. Porque es la realidad que usted y yo vivimos. No pasamos pegados al telĂ©fono y al aparato ese. No me digan amĂ©n porque... Yo no voy a decir lo que les dicen algunas gentes. Si usted orara al tiempo por... Si usted orara al tiempo, ¿quĂ© pasa metido en el telĂ©fono? Yo no voy a decir eso porque si yo no lo hago.
Y si paso metido en el telĂ©fono. Usted y yo tenemos que encontrar la forma de presentarnos delante de Dios todos los dĂas. Y aquĂ me dicen amĂ©n por las buenas todos. Gracias. Saque el momento. Guarde el telĂ©fono y presĂ©ntese delante de Dios. Y dĂgale a Dios, aquĂ estoy. Y si no le dice nada mĂ¡s, Ă©l se lo va a agradecer mĂ¡s que las dos horas que el pastor le dijo que agarrara y dejara el telĂ©fono a un lado y se pudiera hacer feo.
Amados hermanos, para poder entender lo que sigue en el libro de Romanos, tenemos que entender que nosotros tambiĂ©n tenemos leyes y nos hemos puesto leyes. Y son esas propias leyes. Hace unos dĂas me encontrĂ© a alguien y le digo, ¿por quĂ© no has vuelto a la iglesia? Y me dice, es que no me hace falta. Linda. Linda. Mi propia ley. Les dije, empezamos, esta es la semana 18. Betty, estoy bien, 18, 17. Esta es la semana 18 del tema de Romanos, el libro de Romanos, usted no lo habĂa leĂdo todo.
Estamos tratando de entrarle al libro completo con alguna seriedad, con alguna frecuencia, con alguna secuencia. Y hay gente que le pregunta, ¿y de quĂ© hablĂ³ el pastor hoy? ¿De quĂ© hablĂ³ el pastor hoy? Estuvo muy bueno. Hay que ver la canciĂ³n, ahora que cantaron aquĂ, ustedes saben, alabarĂ©. Yo me acuerdo, estĂ¡bamos felices asĂ, cantĂ¡bamos la canciĂ³n, hay que ver. Ahora nos establajadĂsimos con la mĂºsica, ahora ahĂ. Yo quisiera tener problemas con la ley. Pero estoy a punto de enseñarles algo que ustedes ni se imaginan.
Ni se imaginan. En el versĂculo 31, al terminar Juan con el versĂculo 31, Juan quiere decir que anulamos la ley con la fe. Y Juan dice, pero don Pablo dice, no, no, de ninguna manera, confirmamos la ley. Al decir esto, Juan lo que estĂ¡ diciendo es que la ley tiene ciertas caracterĂsticas. Por ejemplo, la ley es lĂ³gica, la ley es inteligente, la ley es adecuada. Es mĂ¡s, es perfecta, dice la Biblia. La ley tiene caracterĂsticas que usted no se imagina.
Tiene cosas que usted no se imagina. Pero hay un problema con la ley. Y cuando estamos hablando de esta ley, esa palabra ley es la ley de MoisĂ©s, claro que sĂ. Estamos hablando mucho de las primeras cinco, estamos hablando de los cinco libros del Antiguo Testamento. La persona que vive a partir de la ley, la Biblia dice que la persona queda en margen de la suerte porque no se sabe quĂ© pasa con ella. Porque no se puede.
Dios mismo da la ley sabiendo que el ser humano no iba a ser capaz de poder cumplir la ley, pero Dios sabĂa que tenĂa que regular al ser humano de alguna manera. Ahora, hay algunos detalles importantes, eso no puede perderse. Le estoy hablando de una ley que tiene cuatro mil años de haberse, habersele dado a las personas. Cuatro mil años. En la lengua que hablaban los hebreos era una lengua que era un hebreo un poco antiguo, era un hebreo muy reducido, sumamente reducido.
No habĂa papel higiĂ©nico, no habĂa agua potable, no habĂa un montĂ³n de condiciones, y esta gente tenĂa la ley de la mano de Dios para regular sus corazones. Ahora, yo les voy a decir una cosa. Si una mamĂ¡ en su casa ve que cada vez que van a entrar al baño es un pleito porque solo hay un baño, y el que no se queda tres horas se echa todos los champĂºceses, y el que no se echa todos los champĂºceses se echa todas las cosas encima, y el que no se echa todo encima, ve como aquel que tenĂa la panza blanca, blanca, que estaba con el pan de jabĂ³n asĂ de Ă©l y de Ă©l, y de Ă©l, y de Ă©l.
Si me estoy dando a entender. Entonces, ¿quĂ© pasa? Que la mamĂ¡ llega y dice, no, no, un momentito, a partir de ahora el asunto es asĂ. Siete minutos, quinto el break, el que se apague el agua frĂa, el que sigue. Y la mamĂ¡ establece una ley, producto de una experiencia. Vuelvame a ver, la mamĂ¡ establece una ley, producto de una experiencia. Yo le estoy contando a usted que estĂ¡ una ley, pero no habĂa experiencia. Dios sabe cĂ³mo es el corazĂ³n humano.
Ahora, la propuesta de Dios es, el ser humano no puede depender de ninguna ley, ni la ley de MoisĂ©s, ni la ley suya de mi congreso cada vez que me acuerdo, ni la ley suya de, de, ah, mira, eh, todas las cosas que nosotros hacemos, no oro, no me interesa, estoy ocupado, estoy en otras cosas. La palabra dice que nosotros somos salvos, que el EspĂritu Santo y la Palabra, juntos, nos producen una vida de Dios en nosotros, es una V de vida, y que la vida es la vida de Dios y es la vida que hay que vivir.
Punto. AsĂ de sencillo es lo que estĂ¡ tratando de decirnos. Pero, claro, obviamente, obviamente vamos a partir de un principio. Y el principio, perdĂ³n, es muy sencillo. Le agradecerĂa, por favor, que lo repita conmigo. Una sola fe, duro, una sola fe. Vamos, una sola fe. Una sola Escritura. SĂ³lo por gracia. SĂ³lo por Cristo. Y sĂ³lo para la gloria de Dios. AcĂ¡ hay cinco afirmaciones que hablan de la experiencia de Dios en cada uno. ¿CuĂ¡l es? Una sola fe.
Una sola Escritura. Solamente por la gracia de Dios. SĂ³lo por Cristo. Y todo lo que soy y lo que hago, para la gloria de Dios. Entonces, claro, eso lleva a hacernos a entender que Dios es justo siempre, y por eso es que el libro de Galatas, entonces, ¿para quĂ© sirve la ley? Noten. Entonces, ¿para quĂ© sirve la ley? Pues despuĂ©s de hacer de su promesa a Abraham, Dios dio la ley para mostrarnos lo que estĂ¡bamos haciendo.
Mal. ¿Para quĂ© sirve la ley? Pues despuĂ©s de hacer de su promesa a Abraham, Dios nos dio la ley para mostrar lo que estĂ¡bamos haciendo mal. Pero esa ley servirĂ¡ sĂ³lo hasta que viniera el descendiente de Abraham, a quien Dios le hizo promesa. Le hizo la promesa. Dios le dio la ley a MoisĂ©s, por medio de los Ă¡ngeles, para que Ă©l nos la diera a nosotros. De manera que la ley, de manera que la ley, ha venido a ser nuestro guĂa para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe.
Ahora, aquĂ sigo hablando de la ley, y la ley, y la ley, y usted no sabe de lo que le estoy hablando. Entonces, claro, tenemos que hacernos la pregunta todos, ¿de quĂ© estĂ¡ hablando Federico? Y cada vez que hablan de la ley, ¿de quĂ© estĂ¡ hablando? AquĂ tengo conmigo las 613 leyes de MoisĂ©s. AquĂ estĂ¡n, aquĂ las tengo, 613. LĂ³gicamente, no las voy a leer todas. Pero necesito que le ponga atenciĂ³n a esto. PĂ³ngale atenciĂ³n a la inteligencia que Dios revela hace cuatro mil años.
PĂ³ngale atenciĂ³n a cĂ³mo Dios dice que es el ser humano, cĂ³mo es el cerebro humano, cĂ³mo se va a comportar la gente. PĂ³ngale atenciĂ³n al detalle sanitario. PĂ³ngale atenciĂ³n al detalle legal. PĂ³ngale atenciĂ³n a la inteligencia, como esto fue redactado. Por ejemplo, voy a darles un ejemplo. LĂ³gicamente, aquĂ me brinquĂ© un montĂ³n. EntrĂ³ la ley nĂºmero 18. Cada persona debe tener un rollo propio de la ley para sĂ mismo. Deuteronomio 31.19. Deuteronomio 8.10. Se ha de alabar a Dios despuĂ©s de comer.
Les recuerdo que les estoy leyendo la ley que Dios les dio en el desierto al pueblo de Israel. Yo no les estoy diciendo que ustedes tienen que hacer esto. Les estoy diciendo que fue lo que Dios les dio y Dios no nos pudo hacer cosas tontas. InquĂ©nse en maĂz quince minutos. AquĂ no necesitas cosas. Oiga, ley 21. Todos deben respetar a Dios. LevĂtico 19.30. Voy a ahorrarme la cita para no hacerlo tan largo. El sumo sacerdote solamente puede casarse con una virgen.
Ley 38. Ley 56. Oigan esta, pero ley 62. Todas las ofrendas de carne deben ser saladas. ¿Por quĂ©? ¿Por quĂ© deben ser saladas? Porque la carne cuando se sala no se pudre. Ley 62. Ley 68. Si el pueblo se equivoca en una decisiĂ³n, sus miembros deben ofrecer una ofrenda por el pecado. Wow. Ley 69. La persona que peca por hierro tambiĂ©n debe llevar esta misma ofrenda. Ley 70. Esto es impresionante. A mĂ me parece impresionante. EspĂ©rense que pase esa moto.
Cuando hay duda sobre haber cometido un pecado de este tipo por ignorancia, se debe llevar una ofrenda por culpa. LevĂtico 5.17. Ley 73. Se deben confesar los pecados ante Dios y arrepentirse de ellos. Ley 96. Todo el que toca un cuerpo muerto se vuelve ritualmente impuro. Ley 104. El hombre con flujo es inmundo. Ley 108. El agua purificadora purifica lo inmundo, pero hace lo limpio ritualmente inmundo. Ley 114. Esta es la ley de AnanĂas y Zafira.
Por esta razĂ³n aquĂ hay. Hubo bronca con esta gente y murieron. Por esta razĂ³n. Por el corazĂ³n. Dice asĂ. Si una persona decide dar su propio valor al templo, debe hacerlo. Ley 118. Si alguien deriva beneficios, si alguien recibe beneficios de la propiedad del templo involuntariamente, si alguien recibe beneficios de la propiedad del templo involuntariamente, debe hacer restituciĂ³n plena mĂ¡s la quinta parte. Oigan quĂ© interesante. Oigan quĂ© interesante. Hasta dĂ³nde se mete Dios con las cosas.
Al recoger un campo, se deben dejar los rincones para los pobres. TambiĂ©n se deben dejar el espigueo. TambiĂ©n se deben dejar las gavillas olvidadas. TambiĂ©n se deben dejar los ramos de uva mal formados para los pobres. Ley 134. En el sĂ©ptimo año, nada de lo que crece tiene dueño y estĂ¡ dispuesto para que todo el mundo se sirva. Ley 138. En el año de jubileo, toda la tierra debe ser devuelta a sus dueños ancestrales. Debe ser devuelta a sus dueños ancestrales.
Ley 141. En el sĂ©ptimo año, se anulan todas las deudas. ¡Guau! ¿Usted se imagina una sociedad viviendo a partir de esto? ¡Guau! Sigo. Ley 142. Oiga, en el sĂ©ptimo año, se anulan todas las deudas. Ley 141. Ley 142. Sin embargo, se puede cobrar la deuda debida por un extranjero. Ley 175. PĂ³ngale atenciĂ³n. En caso de divisiĂ³n... Oigan, en caso de divisiĂ³n... No dice quiĂ©n tiene la razĂ³n. Oiga lo que dice. En caso de divisiĂ³n, no siga la mayorĂa para ser mal o agravio.
Éxodo 23.2. Ley 179. Se deben examinar a fondo los testigos. Ley 181. Todo asesinato no resuelto requiere el sacrificio de una vaca. Alguien tiene que pagar por el muerto. Ley 182. Se deben establecer seis ciudades de refugio. Ley 184. Se debe construir. Esto es impresionante. Oigan esto. Ley 184. Se debe construir un pretil en el cerrado de la casa para proteger a los demĂ¡s de posibles peligros. Hermanos, oigan. Esto es impresionantemente lĂ³gico. PerdĂ³nenme, ¿dĂ³nde estĂ¡ la religiĂ³n? Ni evangĂ©lico ni catĂ³lico aquĂ.
O sea, ¿saben lo que ellos estĂ¡n diciendo? Cuando usted haga una casa y tenga techo, hĂ¡gale un pretil para que si alguien se sube, no se desnuque. Wow. Ley 194. Se debe devolver la propiedad robada al dueño. 196. Oigan, cuando un esclavo hebreo quiera libertad, el amo debe darle presentes. AquĂ estĂ¡ la ley de las prestaciones. ¿EstĂ¡n listos para este? Ley 197. Los pobres debĂan recibir prĂ©stamos sin intereses. Éxodo 22-24. Por Dios. Ley 200. Se debĂa pagar el salario a los trabajadores a tiempo.
Ley 201. TambiĂ©n se le debe permitir comer el alimento con el cual se estĂ¡ trabajando. 202. Se debe ayudar a descargar un animal cuando haga falta. 205. Se debe arrepender a la persona que estĂ¡ pecando. 206. Se debe amar al prĂ³jimo como a uno mismo. Ley 210. Se debe honrar al papĂ¡ y a la mamĂ¡. Se debe temer a los padres. 213. El matrimonio debe regirse por la palabra de Dios. 218. El que viola a una virgen debe casarse con ella.
Oigan esto. El que viola a una virgen debe casarse con ella. Y nunca puede divorciarse. Ley 219. Si un hombre acusa injustamente a su mujer de promiscuidad, prenucial, debe ser castigado y nunca puede divorciarse. Voy a adelantarme. EstĂ¡ prohibido volver a Egipto y vivir allĂ permanentemente. No da rienda suelta a pensamientos o a vistas impuras. EstĂ¡ prohibido destruir los Ă¡rboles frutales aĂºn en tiempos de guerra. No se puede permitir que el cuerpo de una persona colgada permanezca en el mar.
No se puede permitir que el cuerpo de una persona colgada permanezca asĂ durante la noche. No se deben hacer altares con piedras labradas. La subida hacia Ă©l no puede ser por gradas. ¿Por quĂ©? ¿Por quĂ©? Porque la mayorĂa de gente lo que usaban eran tĂºnicas. Y las gradas lo que le enseñaban a la gente era el trasero de la otra persona. Por Dios. Todo tiene... hermanos, estoy leyendo 40, 30... No faltara su palabra. Ley 157. El sacerdote no puede casarse con una divorciada.
No se deben comer insectos salados. No se puede comer un animal que ha muerto por causas naturales. No se puede comer sangre. No se puede comer el fruto de los Ă¡rboles durante los primeros tres años. Se prohĂbe la glotonerĂa y la embriaguez. Linda, aquĂ estĂ¡ la mĂa. AquĂ estĂ¡ la mĂa. Esta es la mĂa. Las pasas son del diablo. VĂ©anlo, aquĂ estĂ¡. AquĂ estĂ¡, hermanos. ¿CĂ³mo le va a echar pasas a un tamaño? HablĂ©moslo de una vez.
Eso es pecado, hermanos. AquĂ estĂ¡. No se pueden comer uvas secas. Linda. Yo sabĂa que era bĂblico. AquĂ estĂ¡. No se pueden comer uvas secas. 210. No se puede cegar todo el campo sin dejar los rincones para los pobres. No se pueden recoger las uvas que caen. No sembrar diferentes especies de semillas juntas. No trabajar con dos especies de animales al mismo yugo. Una pregunta. ¿A ustedes les suena esto a religiĂ³n? No. Hermanos, hay 613 leyes para que la gente aprenda a vivir con otras personas.
Por Dios sea. Ley 233. No despedir a un esclavo hebreo con las manos vacĂas cuando termina su periodo de servicio. No apremiar a un deudor cuando se sabe que no puede pagar. No prestarle a otro creyente con intereses. Uy. No atrasar el pago del salario. No aguardar en prenda a un hombre cuando la prenda la necesita. Nunca tomar una prenda de una viuda. No, oigan esto. No quitar una señal geogrĂ¡fica. Quique, oiga esto. No negar el recibo de un prĂ©stamo por un depĂ³sito.
Wow. No engañar a nadie en un negocio. No engañar a nadie ni siquiera verbalmente. No perjudicarlo. No devolver a un esclavo que ha huido de la tierra de Israel a su amo. No aprovecharse de ese esclavo. No se debe guardar un artĂculo perdido que se encontrĂ³. No negarse a ayudar a una persona o un animal que se estĂ¡ desplomando bajo su propia carga. No se pueden usar pesas falsas. EstĂ¡ prohibido tener pesas falsas. No se debe favorecer a los pobres.
EstĂ¡ prohibido escuchar a un litigante sin que el otro estĂ© presente. No puede decidirse un caso de pena de muerte por una mayorĂa de uno. Por Dios, hermanos, ¿quĂ© estĂ¡n oyendo? Esta es la ley. Esta es la ley de la cual les estoy hablando. Pero yo no estoy hablando de esta ley porque lo que les estoy hablando es muy lĂ³gico, con razĂ³n. Es que los judĂos no se convierten si son buenĂsimos. Pablo nos estĂ¡ hablando de esta ley, hermanos.
Pablo nos estĂ¡ diciendo el problema de esta ley es que usted no va a poder cumplir los 613. No tener relaciones sexuales con una mujer menstruando. No tendrĂ¡ relaciones sexuales con un animal. No podrĂ¡ tener relaciones con el sobrino, la tĂa, la esposa, la nuera, la esposa del hermano y la hermana de la esposa. Uno dice, quĂ© raro, ¿por quĂ© lo pone? Usted no se imagina en el campo. Los hombres tienen sexo. Bueno, ¿quĂ© es lo que son los sexos? Por Dios, por el amor de Dios.
Los hombres violan gallinas. Hermanos, esta es la ley de Dios. DĂgame, ¿dĂ³nde le hablĂ©? ¿DĂ³nde le hablĂ© de hinquese en maĂz? Rece 10 horas. Si existe esta lĂ³gica y esta bondad y esta inteligencia en esta ley, y yo esta mañana quisiera que usted me entienda que yo no estoy hablando de esta ley necesariamente, pero sĂ lo estoy introduciendo a usted que entienda que Pablo estĂ¡ diciendo que si Dios mismo nos dio esta ley y nosotros no somos capaces de cumplirla, ¿cĂ³mo se le ocurre a usted pensando o pensar que usted no es parte del cuerpo de Cristo? Hermanos, empieza febrero.
Yo no tengo ninguna bronca con esta ley. Esta ley, es una ley muy interesante. Yo quisiera que usted me escuche y usted me entienda que yo estoy haciĂ©ndole a usted pensar que cualquier cosa que le imponga a usted un pensamiento en funciĂ³n de lo que usted tiene que hacer para Dios se convierte en ley en su vida. Hermanos, aquĂ hay dos abogados en esta mañana con nosotros y ellos saben que yo estoy hablando de la norma, la ley natural y la ley natural esencialmente nos lleva a convivir.
Pero yo le estoy hablando a usted de la ley que lo hace a usted asistir. Asistir y no ser parte. Seiscientas trece leyes y es que no me, jamĂ¡s, yo no puedo ponerle, me matan ustedes si no pongo a leer esto. Pero en ninguna encontrĂ© nada que fuera gravoso, que fuera terrible, que fuera, es mĂ¡s, es mĂ¡s gravoso ponerse a decirle a la gente que no usted es orante en la iglesia. Yo crecĂ en las iglesias donde le decĂan a las mujeres, a los hombres que el que se ponĂa de sobrante estaba bloqueando el olor grato al Señor.
La mujer que usa pantalones estĂ¡ condenada al infierno porque la mujer no debe usar pantalones, son leyes. Y existen cualquier cantidad de burradas, perdĂ³nenme con el respeto terrible a los burros, verdad, burradas que les hicimos creer a las personas por muchĂsimos años en muchos sentidos. Decirle a una persona que debe orar dos horas al dĂa, eso no es cierto, hermanos. Pero yo quiero que usted me entienda que el problema no es esta ley porque ya se la leĂ, es lĂ³gica, es inteligente.
El problema es la que lo hace usted congregarse una vez cada dos años. Nosotros no le pedimos a usted, mi hermano, que dĂ© cincuenta mil colones ni siete millones ni veinte millones por semana, simplemente que aporte, como la palabra lo dice, lo que ponga en su corazĂ³n sea constante y lo haga. Hermano, hoy se acaba el mes y Dios estĂ¡ esperando todavĂa que usted reaccione. No por mĂ, ni por la iglesia, por la congregaciĂ³n, esto es un edificio.
Hay compañeros de trabajo que necesitan al Dios en el cual usted estĂ¡ creyendo. Pero la ley que usted tiene en su cabeza es... Pablo sigue hablando de la ley y nos dice, bien sabemos que cuanto dice la ley lo dice a los que estĂ¡n bajo la ley y luego, la ley estĂ¡ en funciĂ³n de que la gente acepte y respete lo que estĂ¡ bajo la ley. Con razĂ³n los judĂos son perfectos para que toda boca se calle y nadie llegarĂ¡ jamĂ¡s a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda, ninguno de nosotros.
La ley sencillamente nos muestra los pecadores que somos. Sin embargo, los que dependen de la ley para hacerse justos ante Dios estĂ¡n bajo maldiciĂ³n. Para mĂ es muy fĂ¡cil hacerles a ustedes entender la ley de la cual estĂ¡ hablando la palabra y es cierto, estĂ¡ hablando de esta ley. Los 613 mandatos. Pero hay un problema, estos 613 mandatos son mĂ¡s inteligentes que pensar que usted no necesita su iglesia, sus hermanos, congregarse, jurar, buscar del Señor, ser un canal de bendiciĂ³n esa es su ley.
Y le estoy hablando no en contra de la ley de MoisĂ©s, le estoy hablando en contra de la ley de Federico, de la ley de Gustavo, de Francisco. Porque las escrituras dicen maldito es todo aquel que no cumple ni obedece cada uno de los mandatos que estĂ¡n escritos en el libro del arte de Dios. Ahora bien, es evidente que por la ley nadie ha justificado del arte de Dios. Porque el justo con la fe vivirĂ¡. Voy a entrar al capĂtulo 4, hoy no, hoy no.
Pero yo necesito que usted tenga en mente cuando estĂ¡ hablando a la gente de la ley lo que Dios hizo con el pueblo hace cuatro mil años es mucho mĂ¡s lĂ³gico que muchas de las tonteras que nosotros hacemos por estar viendo Netflix, por estar buscando nuestros propios intereses. Hermanos, si nosotros no leyeramos la palabra en este lugar usted no obedecerĂa en toda la semana. Hermanos, los dejo con esta pregunta. ¿Y quĂ© pasa si yo no tengo ni ley ni justicia? Bienvenidos al capĂtulo 4 del libro de Romanos, iniciamos de hoy en 8.
Comprometase con usted mismo, con su vida. Yo no estoy mandando a nadie a quitar Netflix, a no pagarlo. Yo no estoy mandando a nadie a no ir a la playa, a no ver Facebook. Yo no estoy haciendo eso. Le estoy diciendo haga que lo de Dios también funcione en su vida. Señor, te doy gracias.