The speaker describes their early life living with cats in a cold and dark house. They could only sense the cats through smell and eventually realized they were a different type of animal. The speaker enjoyed the scents in the house and playing with the cats and their siblings. One day, their mother suddenly stood up, causing panic among the cats. The speaker and their sister ran to their mother.
Desde el principio, gatos. Gatos por todas partes. En realidad, no podĆa verlos. TenĆa los ojos abiertos, pero cuando los gatos estaban cerca, solamente recibĆa formas cambiantes en la penumbra. Pero sĆ los podĆa oler. Los olĆa con tanta claridad como olĆa a mi madre mientras me alimentaba, o como olĆa a mis hermanos que se devolvĆan a mi lado mientras me abrĆa paso para conseguir la leche que humedaba la vida. Yo no sabĆa que eran gatos, por supuesto.
Ćnicamente sabĆa que eran criaturas diferentes a mĆ, que se encontraban en nuestro cubito, pero que no intentaban alimentarse conmigo. MĆ”s adelante, cuando lleguĆ© a ver que eran pequeƱos, rĆ”pidos y Ć”geles, me di cuenta de que no solo eran no perros, sino que eran una clase de animal especĆfico y diferente a nosotros. VivĆamos juntos en una casa frĆa y oscura. La tierra seca sobre la que apoyaba el hocico desprendĆa unos olores exóticos y antiguos. Me encantaba olerlos, llenarme la nariz de esos aromas profundos y aromĆ”ticos.
Encima de nosotros, el techo de madera desprendĆa un polvo suspendido en el aire. Era un techo tan bajo que cada vez que mi madre se ponĆa de pie en la suave depresión de tierra compacta que formaba nuestro lecho para alejarse de mĆ y de mis hermanos, pillĆ”bamos como protesta y nos apretĆ”bamos los unos contra los otros en busca de amparos. Su colar casi tocaba todas las vĆas. No sabĆa dónde iba mi madre cada vez que se marchaba.
Solamente sabĆa que nosotros no nos sentĆamos muy ansiosos hasta que regresaba. La Ćŗnica fuente de luz del cubil procedĆa de un solo agujero cuadrado en el extremo mĆ”s alejado. A travĆ©s de esa ventana, el mundo vertĆa asombrosos olores de cosas frĆas, vivas y hĆŗmedas, de lugares y de objetos mucho mĆ”s embriagadores que los que podĆa oler en nuestro cubil. Pero a pesar de que de vez en cuando veĆa algĆŗn gato salir al mundo a travĆ©s de esa ventana o regresar de algĆŗn lugar desconocido, cada vez que yo intentaba arrastrarme hacia allĆ”, mi madre me hacĆa retroceder a empujones.
Mientras mis patas se fortalecĆan y mi visión se iba haciendo mĆ”s aguda, me dedicaba a jugar tanto con los gatitos como con mis hermanos. SolĆa elegir a una familia de gatos que se encontraba en la parte trasera de nuestra casa comĆŗn, con dos gatitos pequeƱos que se mostraban especialmente amistosos y cuya madre un lametón de vez en cuando. Yo la llamaba mamĆ” gato y cuando ya llevaba un buen rato jugando alegremente con los pequeƱos felinos, aparecĆa mi madre para llevarme agarrĆ”ndome por la nuca para sacarme de entre el montón de gatos.
Cuando me dejaba entre mis hermanos, Ć©stos siempre me olisteaban, decĆa. Estaba claro que no les gustaba ese olor a gato. AsĆ era mi divertida y maravillosa vida y la verdad no tenĆa ningĆŗn motivo para sospechar que algĆŗn dĆa cambiarĆa. Un dĆa me encontraba mamando mi lado y oyendo los sonidos que emitĆan mis hermanos mientras hacĆan lo mismo que yo. Cuando de repente mi madre se puso de pie de forma tan inesperada y rĆ”pida que me levantó con risa y casi caĆa al suelo.
Al instante supe que sucedĆa algo malo. El pĆ”nico llenó el cubĆn, estremeciendo como una brisa el lomo de los gatos. Todos ellos gritaron hacia la parte posterior. Las madres pusieron a salvo a los mĆ”s pequeƱos agarrĆ”ndolos por las nucas. Nancy y yo corrimos hasta nuestra madre.