In this transcription, the speaker begins by praying for understanding and wisdom to learn from the Word of God. They express gratitude for being able to learn from God and ask for the Holy Spirit's guidance. The speaker then introduces the topic of their teaching, titled "The Faith That Remains and Bears Fruit," and begins reading from Romans chapter 10. They discuss the difference between God's righteousness and our own righteousness based on the law. The speaker explains that Israel sought to establish their own righteousness by following the law, but they ignored God's righteousness. They highlight the conditional nature of our worldly systems and how it influences our understanding of salvation. The speaker emphasizes that salvation comes through confessing with our mouth that Jesus is Lord and believing in our heart that God raised Him from the dead. They conclude by stating that our faith must be solely in Christ for Him to remain our Savior.
Vamos a estar orando para poder aprender de la Palabra en esta noche. Señor Dios, te damos gracias por este tiempo, gracias Padre porque TĂş nos hablas a travĂ©s de Tu Palabra. TĂş nos edificas Señor, nos transformas cada dĂa la imagen de Tu Hijo. Te damos gracias porque podemos aprender de Ti. Gracias EspĂritu Santo porque nos das el entendimiento, la sabidurĂa para poder comprender Tu Palabra, para poder entender el corazĂłn del Padre, para poder entender cada vez más el Evangelio de Cristo, para poder estar firmes en esta realidad de la cruz, la realidad del nuevo pacto en el cual nos has introducido por medio de la sangre de Tu Hijo Jesucristo.
Gracias Padre por esta noche, por todo lo que vas a hablar a nuestras vidas. Disponemos nuestro corazĂłn para escucharte, para entenderte. En el nombre de nuestro amado JesĂşs. AmĂ©n. Me gustarĂa que comenzásemos leyendo en Romanos capĂtulo 10. Romanos capĂtulo 10 desde el versĂculo 1. Romanos 10 desde el 1 en adelante. El tĂtulo de la enseñanza de hoy le he colocado la fe que permanece y da fruto. AmĂ©n. La fe que permanece y da fruto. Entonces en Romanos 10 nos encontramos aquĂ, el apĂłstol Pablo está hablando, les está hablando a los romanos, a los que estaban en la iglesia en Roma, y Ă©l les dice, hermanos, ciertamente el anhelo de Dios es un deseo, y Ă©l les dice, hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazĂłn y mi oraciĂłn a Dios por Israel es para salvaciĂłn, porque yo les doy testimonio de que ellos, Israel, tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia, porque ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios, porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
AmĂ©n. Vamos a dejarlo por ahora hasta allĂ. El apĂłstol Pablo les dice, Israel, ellos tienen celo de Dios, son un pueblo que es celoso de Dios, ellos buscan a Dios y ciertamente quieren agradarle, pero el problema es que lo hacen no con entendimiento, no con conocimiento. ÂżPor quĂ©? Porque ellos ignoran la justicia de Dios e intentan establecer la suya propia. Entonces hay dos tipos de justicia, una es la justicia de Dios y la otra es nuestra propia justicia.
Israel querĂa ser justo delante de Dios, pero el problema es que ellos estaban desechando la justicia de Dios y estaban buscando su propia justicia. Vamos a ver cuál es la diferencia entre las dos justicias, la justicia de Dios y la nuestra. Entonces Pablo empieza a desarrollar esto y les dice, porque de la justicia que es por la ley, MoisĂ©s escribe asĂ, el hombre que haga estas cosas vivirá por ellas. Entonces esta primera justicia que está hablando el apĂłstol Pablo es la justicia propia y está asociada con la ley.
La justicia propia que buscaba el pueblo de Israel estaba asociada con el cumplir la ley y por eso les dice, Moisés escribe con respecto a la justicia que es por la ley, que el hombre que haga estas cosas vivirá por ellas. En otras palabras, la justicia de Dios es la justicia propia. En otras palabras, la justicia propia se basa en lo que nosotros hacemos y esto ya lo hemos desarrollado en otras clases, pero siempre es bueno profundizar en esto porque vamos descubriendo más riqueza.
Entonces, Âżen quĂ© se basa la justicia propia o la justicia de la ley? Que la persona que haga o cumpla con ciertos requisitos vivirá por ellas. FĂjense que utiliza el verbo vivirá, es decir, la persona tendrá vida siempre que cumpla con lo que diga la ley. Esa es la justicia de la ley, la justicia propia. Y cuando Dios dice esto, que lo dice en Deuteronomio, Él les da una lista de todas las cosas, de todos los mandamientos en los que ellos deben permanecer para poder vivir.
ÂżQuĂ© pasa? Israel recibiĂł la ley y empezĂł desde MoisĂ©s en adelante a intentar obtener la vida mediante el cumplir los mandamientos. Y estuvieron asĂ cientos de años haciendo para poder extraer vida de eso. Si yo logro guardar todos estos mandamientos, extraigo vida. Si yo honro a mi padre y a mi madre, extraigo vida de allĂ. Si yo hablo verdad frente a mi prĂłjimo, extraigo vida de allĂ. Si yo me guardo de cumplirlo todo, extraigo vida. Por el lado contrario, si yo hablo mentira en lugar de vida, ÂżquĂ© obtengo? Muerte.
Si yo tengo celos, envidias, desilusiones, si yo tengo celos, envidias, fallo en cualquiera de las cosas que Dios dice, extraigo muerte. Entonces, esa era la justicia de la ley. Israel, cuando Dios envĂa a Cristo y entonces establece una nueva forma en la que podemos ser justos ante Él, que ya hablaremos de eso, Israel se resiste a cambiar su forma de ser justificado. Porque una vez que Dios envĂa a Cristo, Dios dice, la justicia ya no será por vuestra cumplir, ahora será por medio de la fe en la sangre de mi Hijo, derramada en la cruz, por medio de la fe en su sangre, amĂ©n.
ÂżPero quĂ© pasa? Israel tenĂa cientos de años buscando ser justo por lo que MoisĂ©s decĂa, el hombre que haga estas cosas vivirá por ellas. Y a ver, no le echemos toda la culpa a Israel porque tenĂan cientos de años haciendo esto, y claro, al momento en que Dios cambia todo el sistema, ellos, pues les ocurre un choque, ellos dicen, no, no, no, pero ÂżquĂ© me estás diciendo? Dios dijo que serĂa de esta manera, el hombre que haga estas cosas vivirá por ellas.
Y ahora tú me dices que Dios cambia y dice que no, que ahora es por la fe. Entonces ellos tienen este choque y les cuesta dejar de buscar su propia justicia y transicionar a la justicia de Cristo que es por la fe. Ahora, a más de uno de nosotros nos ha pasado lo mismo, yo me incluyo. ¿Por qué? Porque todo lo que nosotros conocemos en este mundo, cómo funciona el sistema en el que vivimos, todo es condicional.
Desde que nosotros nacemos hasta que morimos, siempre nos están diciendo, bueno, si tú te portas bien, yo, nuestros padres nos dicen, te compro el juguete de Navidad o te doy lo que me pediste. Luego vamos al colegio y nos dicen los maestros, si te portas bien, te pongo una A o te pongo un 10, te pongo una carita feliz. Pero si te portas mal, te pongo una carita triste, te pongo un 0, llamo a tus padres, te mando al rincón, no vas al recreo a jugar con tus amigos, te suspendo, etc.
Un montĂłn de normas. Luego salimos del colegio y vamos a la universidad y ya no tenemos un profesor que nos diga, si haces esto... No, porque en la universidad los profesores son más relajados. ÂżQuĂ© pasa si no estudio? No apruebo. Y si no apruebo, no me gradĂşo. Si no me gradĂşo, no me dan trabajo, porque a la hora de buscar un trabajo, ÂżquĂ© me piden? El currĂculum. ÂżDĂłnde está tu carta de presentaciĂłn? ÂżQuĂ© me ofreces? ÂżQuĂ© sabes hacer? ÂżQuĂ© eres tĂş? No, bueno, yo soy David, soy un joven responsable, soy un joven alegre.
No, a mĂ no me importa eso, a mĂ me importan tus estudios. ÂżQuĂ© tienes? ÂżQuĂ© me ofreces? Entonces todo es condicional. ÂżQuĂ© me das a cambio? Y luego ven el currĂculum, te aprueban, te llaman, estás en el trabajo y ahora tienes que desempeñar tu trabajo adecuadamente. ÂżPara quĂ©? Para poder mantener tu puesto en el trabajo. Porque el dĂa en que dejes de dar la talla y no cumplas con lo que se te pide, pues te echan y te sustituyen.
Entonces todo nuestro sistema se mueve asĂ. Entonces digamos que tĂş dices, bueno, no, me olvido del trabajo, me olvido de todo eso, yo quiero andar en un sistema libre. Entonces vas por la calle en tu libertad y sin darte cuenta fallaste un semáforo. ÂżY quĂ© pasa? Puedes te poner una multa. O vas en el coche viviendo tu vida relax y superaste la velocidad. Multa. En todos lados hay reglas, en todos lados hay condiciones. Si no cumples, castigo.
Y si cumples, estás tranquilo, Âżverdad? Pues todo ese sistema se nos mete en la mente y lo llevamos nosotros al Evangelio. Nosotros decimos, es que, a ver, Dios tiene que funcionar igual porque todo funciona igual. Entonces, claro, si yo quiero mantener mi salvaciĂłn, si yo quiero mantener mi justicia ante Dios, yo tengo que desempeñar correctamente. Y entonces lo mismo hacĂa el pueblo de Israel, ellos decĂan, sĂ, la justicia tiene que ser asĂ. Pero vamos a ver quĂ© dice Pablo, vamos a seguir leyendo.
Estábamos en Romanos 10, versĂculo 5. Entonces MoisĂ©s decĂa, el hombre que haga estas cosas vivirá por ellas. Vamos a seguir. Pero, hay un pero, el pero denota contraste. Pablo dice, pero, la justicia, ÂżquĂ© es por quĂ©? Por la fe. Dice asĂ, no digas en tu corazĂłn, ÂżquiĂ©n subirá al cielo? Esto es para traer abajo a Cristo. O ÂżquiĂ©n descenderá al abismo? Esto es para hacer subir a Cristo entre los muertos. Siguiente. Más, ÂżquĂ© dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazĂłn.
Es decir, Dios está diciendo, lo que yo te voy a pedir para que seas justo ante mĂ, no es algo que estĂ© muy lejos, muy arriba en el cielo, que tĂş digas, Âża quiĂ©n enviaremos al cielo para que lo traiga? Porque eso está en deuteronomio escrito. Ni tampoco es algo que tĂş digas, es muy lejano. Dios dice, no, cerca de ti está, en tu boca y en tu corazĂłn. Esta es la palabra de fe que predicamos.
Y presta atenciĂłn, Âżcuál es esa palabra? Siguiente versĂculo. Que si confesares con tu boca que JesĂşs es el Señor, y creyeres en tu corazĂłn que Dios le levantĂł de los muertos, serás salvo. Siguiente versĂculo. Porque con el corazĂłn se cree, Âżpara quĂ©? Para justicia, pero con la boca se confiesa para salvaciĂłn. ÂżY el siguiente quĂ© dice? Pues la escritura dice, todo aquel que en Ă©l creyere, no será avergonzado. Mis hermanos, estos tres Ăşltimos versĂculos son gloriosos.
Porque Dios lo que está diciendo es, mi justicia, tu justicia por la ley depende de ti, pero mi justicia, vamos a ir al nueve otra vez, porfa, amada. Mi justicia tiene solamente dos requisitos. Uno, que si confiesas con tu boca que JesĂşs es el Señor, y segundo, si crees en tu corazĂłn que Dios lo resucitĂł. ÂżAmĂ©n? Es lo Ăşnico que Dios pide para ser justo. ÂżPor quĂ©? Porque, mis hermanos, tiene que ser asĂ, no hay otra manera.
ÂżPor quĂ© no puede ser de otra manera? ÂżPor quĂ© no puede ser de otra manera? Porque Cristo es el Salvador. Si nuestra fe no está 100% en Él, Él deja de ser el Salvador. Y entonces se convierte en un trabajo en equipo, bueno, Cristo más yo, ÂżsĂ? Y eso no puede ser asĂ, porque Dios no estableciĂł que las cosas fuesen hechas asĂ. Dios estableciĂł que toda la gloria fuese dada al Hijo. Toda gloria es para Él.
Por eso Pablo dice, ÂżdĂłnde pues está la jactancia? Ya no hay lugar para la jactancia, no hay. ÂżPor quĂ©? ÂżPor las obras? No, por la ley de la fe. No hay jactancia. Mis hermanos, cuando nosotros pensamos que nuestra justicia ante Dios es un trabajo en equipo, Cristo más yo, imagĂnense ustedes, han visto esos maratones, que se llaman triatlones, que trabajan dos o tres personas en equipo, entonces una persona va corriendo, ÂżsĂ? Corre, por ejemplo, cinco kilĂłmetros.
Luego llega y toca a su compañero, y el compañero entonces le toca la parte de nado, y se mete a nadar. El que nada llega al otro lado, toca al compañero que ahora va en bicicleta. Y al final ganan, pero es un trabajo en equipo. Fueron tres que participaron, ÂżsĂ? El que corre, el que nada y el que va en la bicicleta. Entonces al final, Âżel premio quiĂ©n se lo lleva? ÂżEl que corriĂł solamente? ÂżEl que nadĂł? No, porque es que el que nada hace el más difĂcil trabajo, no.
ÂżQuiĂ©n se lleva el premio? Los tres. ÂżQuiĂ©nes suben al podio y se colocan en primer lugar? Las tres personas. Es un trabajo en equipo, porque si el que corre, corre muy bien, y el que nada, nada muy bien, pero el de la bici a Ăşltima hora le da un calambre y no puede llegar, los tres perdieron. Entonces imagĂnense que nosotros decimos, sĂ, la salvaciĂłn y la justicia de Dios es un trabajo en equipo, JesĂşs más yo.
Obviamente JesĂşs hace el 99.9%, y yo hago el 0.1%, entonces es como que JesĂşs baja del cielo, toma forma de hombre, se humilla a sĂ mismo, se niega a sĂ mismo, va a la cruz, da su vida, hace todo lo que hizo, corona de espinas, es azotado, es maltratado, escupido, sufre, resucita el tercer dĂa, asciende al cielo, Él hizo su parte, toda su parte, entonces llega y te pasa la antorcha. Bueno, ahora David, te toca a ti.
Entonces yo corro esto, Âżverdad?, un poquito nada más, porque JesĂşs hizo todo, y al final de quiĂ©n es la gloria, bueno, de los dos, porque si yo no hubiese hecho esto, si yo me hubiese quedado aquĂ, por mucho que JesĂşs hizo todo, si yo no hubiese hecho mi parte, no ganábamos, entonces la gloria serĂa de los dos. Pero Dios no funciona asĂ, porque dice que JesĂşs es el autor y consumador de nuestra fe, de principio a fin.
ÂżQuĂ© es lo Ăşnico que Dios me pide que haga? Lo Ăşnico que yo debo hacer es creer en Él, es decirle, JesĂşs, confĂo en ti, confĂo en tu obra en la cruz, o sea, me rindo a ti como mi Salvador. Hermanos, ÂżquĂ© nos cuesta aceptar que Él es el Salvador? Hay muchas religiones falsas, obviamente, y todas se basan en el hombre, todas se basan en quĂ© tan buenos soy los musulmanes, quĂ© tan buenos somos las mujeres que se tapen, los hombres que hagan esto, que cumplan aquello, el ayuno de Mahoma, el comer carne de animal sagrado, quĂ© sĂ© yo, los hindĂşes no comemos vacas porque son sagradas, los egipcios hacen tal cosa, hacen aquella cosa para que lleguen a su cielo y su Dios Anubis los reciba y en la balanza pese sus corazones diga, fuiste más bueno que malo, entonces eres bienvenido.
Esas son todas las religiones de los hombres. Pero nosotros somos los Ăşnicos que tenemos una verdad que se basa no en nuestra propia justicia, sino en la justicia de Aquel que muriĂł por nosotros, Aquel que es nuestro Salvador. AsĂ que, mis hermanos, no nos avergoncemos del Evangelio, no nos avergoncemos de esta realidad porque dice el versĂculo 11, Romanos 10, 11, el que creyera en Él no será avergonzado. Y mis hermanos, muchas veces hemos menospreciado la fe porque pensamos que la fe no es suficiente, tiene que haber otro ingrediente.
Y Dios dice, no, no, porque no se trata de ti, se trata de mi Hijo. Yo no acepto otra obra como perfecta, porque cualquier obra que tĂş me puedas ofrecer, no va a ser tan perfecta como la de mi Hijo. Por eso yo lo que necesito es que tĂş te rindas a la obra de mi Hijo, confĂes y creas en la obra de mi Hijo, Jesucristo, te humilles a Él y lo reconozcas como tu Salvador. Ya no busques más salvadores, no eres tĂş, tu propio Salvador.
No eres tĂş, tu propio Salvador. Y mis hermanos, yo les digo todo esto porque yo, el primero, tenĂa este problema. Yo siempre buscaba cĂłmo salvarme. Y Dios, hasta que un dĂa Dios me dijo, tĂş no te puedes salvar. TĂş no te puedes salvar. TĂş no te puedes salvar. TĂş no te puedes salvar. TĂş no te puedes salvar. TĂş no te puedes salvar. Y Dios, hasta que un dĂa Dios me dijo, tĂş no te puedes salvar. No importa lo que hagas.
ÂżPor quĂ© no te rindes al Salvador? JesĂşs es el Salvador. Y cuando yo reconocĂ, claro, tiene sentido, Él es el Salvador. Claro, por eso Él es el Salvador. ImagĂnate que estás en medio del mar y tĂş no sabes nadar. No sabes nadar. Pero aunque supieras nadar, aunque fueras el mejor nadador, estás en mar abierto. No hay ni una isla ni tierra firme a 500 kilĂłmetros a la redonda. Estás en mar abierto, un mar profundo de más de 2.000 metros de profundidad.
Hay tiburones, etc. Pero los tiburones serĂan el menor de tus problemas. Ya te digo yo, con las olas, con la tempestad, todo. Dime cĂłmo te puedes salvar de ahĂ. ÂżPuedes salvarte, te pregunto? No hay manera. ÂżCuál es la Ăşnica forma de que una persona en esa situaciĂłn se pueda salvar? Que alguien lo rescate. Esa es la condiciĂłn de cada pecador, de cada persona. Porque cuando nosotros creemos que nuestro pecado no es tan malo, nosotros creemos que estamos en el medio del mar, pero que cerca hay una tierra firme, y entonces si yo puedo nadar con mis esfuerzos y llegar, me salvĂ©.
Pero cuando nosotros entendemos que nuestro pecado es tan grave que no hay manera alguna de que yo humanamente pueda alcanzar tierra firme, ahà entonces es cuando yo digo, Señor, dependo de Ti. Eres mi Salvador. Y entonces viene el Señor por Su gracia y nos rescata. Pero allà no hay ningún trabajo en equipo, solamente confiar en Él. Es lo que Dios nos pide, confiar en Él. Eso es obedecer al Evangelio, rendirme a Su gracia. Ahora vamos a leer, porque estoy hablando mucho.
Él dice, el que creyera en Él no será avergonzado. El que creyera en Él no será avergonzado. Ahora, vamos a leer el capĂtulo anterior. Seguimos con Israel. Israel se resistĂa a rendirse a la justicia por la fe. Ellos seguĂan por sus esfuerzos. Juan 6... BuenĂsimo. Juan 6, 29, por favor, si lo pueden proyectar. Juan 6, 28. Vale, ahĂ lo tenemos. Esta es la obra de Dios que creáis en el que Él ha enviado. AmĂ©n. BuenĂsimo, buenĂsimo.
AmĂ©n, amĂ©n. AmĂ©n. AmĂ©n, amĂ©n. AsĂ es. AmĂ©n, amĂ©n. AsĂ es. AmĂ©n, amĂ©n. Exacto. Claro. AmĂ©n, amĂ©n. AmĂ©n, amĂ©n. AsĂ es. SĂ. Guau. AmĂ©n, amĂ©n. SĂ, sĂ, sĂ. SĂ. AmĂ©n, amĂ©n. Guau, amĂ©n. Guau. AmĂ©n, amĂ©n, amĂ©n. Gracias, Pastor ElĂ. Muy buena aportaciĂłn. BuenĂsimo este versĂculo. FĂjense, esta es la obra de Dios que creáis en el que Él ha enviado. Que creáis en Él. De eso se trata. Y, a ver, estoy dando una introducciĂłn de la salvaciĂłn y la justicia por fe, pero ahora en unos minutos hablaremos de las obras, porque las obras son importantes, Âżvale? No estamos diciendo que no hay que obrar.
Solamente estamos dejando claro que nuestra salvaciĂłn y nuestra justicia vienen es por la fe. Romanos 9.30. Romanos 9.30. Dios le dijo, en lo que la Pastora ElĂ nos comentaba, Dios les decĂa, esta es la obra de Dios que creáis en el que Él ha enviado. Pero Israel se resistiĂł a creer. De hecho, lo crucificaron porque no le creyeron. Ahora, fĂjense lo que dice acá, que interesante. ÂżQuĂ© diremos entonces? Dice el ApĂłstol Pablo. Que los gentiles, o sea, nosotros, que no tenĂamos nada que ver con la ley que Dios le habĂa dado a Israel, los gentiles que no iban tras la justicia, perdĂłn, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia.
Es decir, la justicia que es por fe, Âżvale? Mas Israel, que iba tras una ley de justicia, vamos a cumplir con todo lo que dice la ley de MoisĂ©s, no la alcanzĂł. Y tĂş dices, Âżpero cĂłmo? Si ellos tenĂan todos los mandamientos. Los gentiles tenĂan. Los gentiles eran unos bárbaros. Los romanos, los turcos, ellos ni sabĂan quiĂ©n era MoisĂ©s. No tenĂan la Torá, el GĂ©nesis. ÂżQuiĂ©n creĂł el mundo? No sabĂan. DecĂan Saturno, JĂşpiter, PlutĂłn, quĂ© sĂ© yo.
Pero, los que creyeron en Cristo, sin saber ninguno de los mandamientos que estaban en la ley de MoisĂ©s, creyeron en Cristo. ÂżY quĂ© dice? Que alcanzaron la justicia. Pero Israel que tenĂa todo, tenĂa el arca, el tabernáculo, el propiciatorio, las tĂşnicas, los querubines de oro, los levitas que cantaban con los instrumentos, todo, no alcanzĂł la justicia. ÂżPor quĂ©? ÂżPor quĂ© Pablo? ÂżPor quĂ© dices esto? Siguiente versĂculo. Porque iban tras ella, no por fe. No por fe, sino como, Âżpor quĂ©? Por obras de la ley.
Pues tropezaron en la piedra de tropiezo. Como está escrito, he aquĂ pongo en Sion, piedra de tropiezo y roca de caĂda. Y el que creyera en Ă©l, no será avergonzado. Entonces los judĂos creer que fuera tan simple como creer. Ellos decĂan, no, no, no, no. Es que es todo esto, todos los mandamientos, todo. Y los apĂłstoles predicaban y decĂan, es por la fe en el que muriĂł y resucitĂł. Y ellos, no, no, no, no. Descartaron la roca viva, descartaron la piedra angular, la desecharon, tropezaron en ella y no alcanzaron la justicia.
Hasta el dĂa de hoy, buscan, esperan todavĂa un MesĂas. Mis hermanos, esto es tremendo. Israel iba tras la justicia, no por fe, sino por obras. Para terminar de concretar esto, vamos a ir a Romanos 4. Hoy estamos muy en Romanos. Romanos 4. Y ahora quiero que vean esto. La justicia de Dios siempre ha sido por la fe. No es que desde antes de MoisĂ©s ya Dios habĂa predeterminado que asĂ fuera. Romanos capĂtulo 4, versĂculo 1. Y Pablo, para dejar claro esto, Ă©l usa otro personaje, Abraham.
Porque Abraham existiĂł 430 años antes que MoisĂ©s, antes que la ley. No habĂa ley de MoisĂ©s, Âżvale? Dios no habĂa dado los mandamientos, no matarás, eso todavĂa no lo habĂa dado Dios. Dios llama a este hombre, Abraham, y Dios le dice, Abraham, yo te darĂ© por herencia, te darĂ© una descendencia que será más numerosa que las estrellas de los cielos. Sal de tu campaña, mira las estrellas y dime si las puedes contar. No, Señor, no puedo.
Pues tu descendencia será más numerosa. ÂżY quĂ© hizo Abraham? CreyĂł. Dice, creyĂł Abraham. Y por haberle creĂdo, Dios contĂł su fe como justicia. Entonces Pablo usa ese ejemplo. Pablo dice, ÂżquĂ© pues diremos que hallĂł Abraham, nuestro padre, segĂşn la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de quĂ© gloriarse. Pero no para con Dios. Ese no fue el caso. ÂżPor quĂ©? ÂżQuĂ© dice la Escritura? CreyĂł Abraham a Dios y le fue contado por justicia.
Ahora, mis hermanos, Abraham hizo obras buenas. ÂżPor quĂ©? Porque Dios le dijo, deja tu tierra y tu parentela y dirĂgete a la tierra que yo te mostrarĂ©. Y Abraham fue obediente. Abraham dejĂł su tierra, dejĂł su parentela, Ă©l saliĂł y fue a donde Dios le dijo. Dios le dijo, Abraham, entrĂ©game a tu hijo Isaac, tu Ăşnico hijo, que lo esperaste tantos años. EntrĂ©gamelo. Ve al monte y ofrĂ©celo en sacrificio para mĂ. ÂżY quĂ© hizo Abraham? ÂżDesobedeciĂł? No, Âżverdad? Abraham obedeciĂł lo que Dios le dijo.
Y llevĂł a Isaac y estuvo a punto de sacrificarlo, pero Dios le dijo, no lo hagas. Entonces vemos cĂłmo Abraham obedeciĂł a Dios en todo. O sea, Ă©l pudo haberse gloriado de su obediencia. Él pudo haber dicho, sĂ, yo soy justo porque yo obedecĂ en todo. Desde el momento que Dios me dijo, deja tu tierra, hasta ahora, en mis Ăşltimos dĂas de vida, yo obedecĂa a Dios. ÂżPero quĂ© dice Pablo? Que Abraham no fue justo por ninguna de esas obras.
Eran buenas, pero no fueron la causa de su justicia. Vamos allĂ. Pero al que obra, fĂjense, al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, no como deuda. Porque claro, si Dios dice, bueno, como tĂş obraste bien, yo te doy justicia, es como un pago. Un pago, un salario, por tus obras. Entonces Dios te dice, bueno, es como, por ejemplo, tu suscripciĂłn de Netflix, Âżverdad? TĂş pagas todos los meses para poder tenerla. El mes que no pagues, te la quitan.
Entonces, a veces nosotros creemos que Dios es como una suscripciĂłn. Que yo me suscribo a la justicia de Dios. Entonces, bueno, me voy a suscribir. ÂżPago? ÂżCĂłmo pago? ÂżCon dinero? No, porque Dios es EspĂritu. Vale, paguĂ©mosle con obras, con obras justas. Entonces nosotros pagamos nuestra suscripciĂłn con obras. Y cada mes vamos haciendo nuestras obras. SĂ, soy justo, justo. El dĂa que no hago obras, pues yo perdĂ la suscripciĂłn. Tengo que recuperarla. Pero Dios no funciona asĂ, porque Dios no nos da su justicia a cambio de nuestras obras.
Porque si lo hiciera de esa manera, serĂa como una deuda que Dios tiene con nosotros. No serĂa gracia, serĂa deuda. Pero vamos al 5, y miren que fuerte este versĂculo. Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica limpio, su fe le es contada por justicia. Lo mismo que pasĂł con Abraham. Ahora, como les habĂa prometido, hablaremos de la importancia de las obras. Pero aquĂ vemos claramente que Dios está diciendo que las obras no son la razĂłn de nuestra justificaciĂłn.
Es la fe. ÂżLa fe en quiĂ©n? En Jesucristo. Porque eso es un detalle muy importante. No todo el mundo será justificado de los seres humanos en el planeta, porque muchos rechazarán el Evangelio. Y claro, si rechazan a Cristo, no hay salvaciĂłn. Pero los que lo hemos recibido, los que creemos en Él, Dios nos ha justificado por su gracia. Entonces, ÂżquĂ© dice Dios? Las obras no son importantes, vivan como quieran. No, Dios no dice eso. Una vez que nosotros entendemos que somos justos ante Él por la fe, luego entonces Dios nos muestra el porquĂ©, el motivo correcto del porquĂ© nosotros debemos vivir una vida que manifieste estas obras del EspĂritu.
ÂżVale? Porque toda obra que se haya hecho con motivaciĂłn incorrecta tampoco es buena. Los fariseos hacĂan buenas obras, pero con motivaciones incorrectas. DecĂan que oraban en pĂşblico para que los escucharan. Entonces, orar es bueno, pero ellos lo hacĂan con la motivaciĂłn incorrecta, porque queremos que nos escuchen. Ayunaban, pero por los motivos incorrectos, para sentirnos más espirituales. Entonces, no se trata de las obras, se trata del motivo por el cual lo hacemos. Ahora, lo que quiero transmitirles para ir concluyendo es, sabemos que Dios nos justifica por la fe, pero esta fe verdadera que tenemos en Su Hijo es una fe que inevitablemente va a tener dos caracterĂsticas.
Es una fe que, nĂşmero uno, permanece, y nĂşmero dos, da fruto. Y vamos a leer la parábola de Sembrador. Es una parábola muy conocida, pero que nos va a ayudar a desglosar esto. Dos caracterĂsticas que tienen una fe verdadera en Cristo. Es una fe que permanece en Él, es una fe que da fruto. Parábola de Sembrador, Lucas 8, versĂculo 4. Y con esto iremos concluyendo. Lucas, capĂtulo 8, versĂculo 4. AllĂ está. En los Evangelios, se menciona que JesĂşs hablĂł muchas cosas por parábolas, muchas.
No todas están escritas. Y la parábola de Sembrador está escrita por una razĂłn, es muy importante. Porque por medio de ella, Dios nos muestra las caracterĂsticas de un corazĂłn que ha creĂdo verdaderamente. Esa es la parábola de Sembrador. Está escrita por una razĂłn, es muy importante. Porque por medio de ella, Dios nos muestra las caracterĂsticas de un corazĂłn que ha creĂdo verdaderamente. Y vamos a verlo. En esta parábola, JesĂşs habla de cuatro tipos de personas que tienen cuatro tipos de fe diferentes.
Vamos a decirlo de esa manera, cuatro caracterĂsticas diferentes en su fe. Eso, formas de creer, exacto. Exactamente, exactamente. Exactamente. AmĂ©n, amĂ©n, perfecto, gracias pastora. SĂ, cuatro formas de creer. Entonces tenemos, juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venĂan a Ă©l, les dijo, este es JesĂşs que está hablando, les dijo por parábola. El Sembrador saliĂł a sembrar su semilla, y mientras sembraba, una parte cayĂł junto al camino, y fue hollada, o sea, la pisaron, y las aves del cielo la comieron.
Otra parte cayĂł sobre la piedra, y nacida, o sea, naciĂł, se secĂł porque no tenĂa humedad. Otra parte cayĂł entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayĂł en buena tierra, y naciĂł, y llevĂł fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decĂa gran voz, el que tiene oĂdos para oĂr, oiga. Y sus discĂpulos le preguntaron diciendo, ÂżquĂ© significa esta parábola? Y Ă©l dijo, a vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios, pero a los otros por parábola, para que viĂ©ndonos vean, y oyĂ©ndonos no entiendan.
Esta es pues la parábola, la semilla, esta es pues la parábola, y Jesús empieza a explicarla. Primero dice, la semilla es la palabra de Dios, ¿vale? Cuando el Sembrador sale a sembrar la semilla, representa aquel que va llevando la palabra, el Evangelio. Siguiente. Ajá, entonces el Sembrador va y lleva la palabra, el Evangelio. La tierra o el campo, son las personas que oyen la palabra. Pero hay cuatro formas diferentes de creer, ¿s� Entonces tenemos, primero, están los de junto al camino.
La semilla cayĂł junto al camino, las aves se la comieron. Entonces JesĂşs dice, los de junto al camino son los que oyen, ellos oyen. Pero luego viene el diablo y quita de su corazĂłn la palabra para que no crean y se salven. Entonces ese es el primer tipo de persona, escucha, pero le entra por un oĂdo y le sale por el otro. No llega al corazĂłn. Exactamente, no hay fe, directamente no hay fe. Es más, ni siquiera empieza a creer, no crece la palabra, no nace.
ÂżVale? Siguiente. Vamos con la segunda. Los que fueron sembrados sobre piedra, son los que habiendo oĂdo, estos tambiĂ©n oyen, pero tienen una caracterĂstica diferente a los primeros, si es que reciben la palabra con gozo. Tremendo, Âżeh? ÂżPero quĂ© pasa? No tienen raĂces, creen por algĂşn tiempo. Es una fe temporal y en el tiempo de la prueba se aparta. Ahora, fĂjate, fĂjate, Âżcuál es la primera caracterĂstica que mencionĂ© que tiene una fe verdadera? Que permanece. Exactamente. Esta forma de creer de estas personas, perdĂłn, ponĂ© el anterior, porfa, el trece.
Los de la piedra creen por un tiempo. Creen por un tiempo. Es una fe superficial porque, ÂżquĂ© pasa? El suelo de tierra, de piedra, perdĂłn, no tiene profundidad. Por tanto, la semilla cuando echa raĂces no puede profundizar y no puede extraer nutrientes suficientes para crecer. Entonces viene el sol y se seca porque no tiene suficiente humedad, no puede profundizar. Es un suelo superficial. Lo que está describiendo es el tipo de persona que escucha la palabra y de repente dicen que creen.
La reciben y se gozan y dicen, wow, hermanos, yo he visto caso. Personas que dicen, sĂ, entiende el Evangelio, quiero ir a la congregaciĂłn. Van a la congregaciĂłn, pero tienen una fe superficial. Una fe que no ha echado realmente raĂces. No es una fe verdadera, sino es temporal. Es una forma de creer temporal, que nunca llega a profundizar al corazĂłn. Simpatizan con la palabra del Evangelio, pero apenas llega un problema, no, yo me voy. Yo pensĂ© que si yo iba a la iglesia no iba a tener problemas, pero ya veo que esto no me sirviĂł de nada y se van.
La cosa es, Âżcreyeron realmente en el Hijo de Dios? ÂżLe fue revelado realmente Cristo? No, porque fue una fe superficial, pasajera. No permaneciĂł esa fe, esa forma de creer. Vamos, tercera tierra. El siguiente versĂculo, gracias. Dice, la que cayĂł entre espinos, estos son los que oyen, tambiĂ©n oyen, pero yĂ©ndose son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida y no llevan fruto. Vale, les explico quĂ© pasa aquĂ. Es una tierra que está llena de espinos, Âżvale? Cuando cae una semilla, cae entre los espinos.
Entonces la semilla intenta extraer nutrientes para crecer, pero los espinos absorben todos los nutrientes y la semilla no puede alimentarse. Y entonces no crece, no se desarrolla, no da fruto. Ese es el tĂtona que está tan llena de cosas en su vida que no hay lugar para el Evangelio. Me hablan del Evangelio e intento, pero los afanes de mi vida, el mundo, las fiestas, no tengo tiempo para el Evangelio. Cuando tenga 90 años, que estĂ© en una cama, Âżhan escuchado eso? AhĂ sĂ voy a creer en el Cristo, perdĂłname y espegádosame.
Es un sueño que no puede ser cumplido. Es un suelo espinoso que no tiene espacio para el Evangelio. Tengo muchas cosas en mi vida que hacer ahora, no tengo tiempo para Cristo. Tampoco es una fe genuina que salva. Pero hay una cuarta tierra que JesĂşs menciona. FĂjense que ninguna de las tres anteriores da fruto. Vamos con la Ăşltima, versĂculo 15, porfa, y ya vamos a ir concluyendo. Mas la que cayĂł en buena tierra, estos son los que con corazĂłn bueno y recto, retienen la palabra oĂda y dan fruto con perseverancia.
Una fe que permanece y da fruto. AmĂ©n. Ahora, mis hermanos, Santiago dice, la fe sin obras es muerta. Y eso está muy asociado con esto. Porque una fe genuina inevitablemente va a tener obras. ÂżPor quĂ©? Porque cuando tĂş crees algo de verdad, tĂş vives ese algo. AmĂ©n. Si a ti te dijeran, mira, no sĂ©, si a ti te dijeran, no pases por esta lĂnea porque están haciendo un trabajo de allĂ y toda persona que estĂ© ahĂ parada en cinco minutos va a caer, no sĂ©, algo y puede morir.
Entonces no pasen esta lĂnea. Te pregunto, si tĂş crees que eso es verdad, ÂżtĂş vas a pasar esa lĂnea? No, Âżverdad? Si tĂş dices, es mentira, ÂżtĂş la pasas y estás ahĂ? TĂş sabes que es mentira, Âżverdad? Crees que es mentira. Entonces, toda fe producirá obras alineado a lo que crees. Cuando tu fe en Cristo es verdadera, tĂş vas a reproducir la vida de Cristo. Porque si tienes la fe de Cristo, vas a vivir conforme a Él.
Es lo que dice Juan, todo el que es nacido de Dios no vive una vida de pecado porque la simiente de Dios está en Ă©l y no puede pecar porque es nacido de Dios. Eso es lo que dice, la semilla verdadera que nace, que crece, da fruto. El fruto del EspĂritu. Si tu fe no produce nunca fruto, si hay una persona que dice tener fe pero nunca muestra fruto en ningĂşn momento de su vida, es lo que dice Santiago, es una fe muerta.
Es una fe que dice, sĂ, yo creo en el Señor JesĂşs, pero no le importa absolutamente nada la vida de Cristo. Yo tengo amigos conocidos que dicen, sĂ, yo creo en Dios. Les ha pasado que quieran predicar a alguien en la calle, por ejemplo, te encuentras con alguien, le empiezas a hablar de Cristo y te dicen, sĂ, yo creo en Dios, yo creo en Dios, sĂ, yo soy creyente. Y de repente nunca producen fruto en su vida porque las personas dicen, sĂ, yo creo en Dios.
Pero no necesariamente es una fe genuina. En cambio, la persona que atentamente oye que ha entendido Cristo, la obra de Cristo, la obra de la cruz, Él es mi Salvador, y nos rendimos a Él y simplemente vivimos la vida del EspĂritu. Simplemente se produce el fruto del EspĂritu. ÂżAmĂ©n? Esa es una fe genuina y verdadera. Entonces la conclusiĂłn, mis hermanos, es, si creemos verdaderamente en Él, nuestra vida va a producir fruto. Por eso es que no tenemos que pensar que si nosotros nos rendimos a su gracia vamos a vivir una vida infructuosa, porque no vamos a querer hacer obras, porque pensamos que el Evangelio es pura gracia, y no es cierto.
Porque la fe verdadera produce obras, pero es un producto. ÂżNo es asĂ, mi hermana? AsĂ es, tal cual, mis hermanos. Y tambiĂ©n en Gálatas hay un versĂculo que dice que en Cristo lo que cuenta son las obras de Cristo. Y tambiĂ©n hay un versĂculo que dice que en Cristo lo que cuenta es una fe que obra por amor. Dice asĂ, tal cual, lo que obra es nuestra fe. Y de hecho Hebreos 11 es la evidencia. Porque cuando usted lee Hebreos 11, te habla de la fe, te menciona todo lo que hicieron Abraham, David, GedeĂłn, y que es lo primero que dice en cada frase, por la fe Abraham, tal cosa, por la fe David.
Entonces ahĂ vemos que todas las buenas obras parten de una fe genuina. Porque, claramente lo dice Pablo, Abraham ofreciĂł a Isaac porque sabĂa y creĂa que Dios era poderoso para resucitarlo. Si Abraham no hubiese creĂdo eso, tal vez no lo habrĂa hecho, pero lo hizo por la fe. Entonces eso, mis hermanos, es lo que querĂa hablar hoy.