The speaker is talking about the Christmas season and how they asked a group of students to read a fragment from Charles Dickens' famous Christmas story. The story is about a selfish man named Scrooge who is visited by the ghost of his former business partner, Marley. Marley tells Scrooge that he will be visited by three spirits who will show him his past, present, and future. The speaker describes Scrooge's reaction to seeing Marley's ghost and their conversation about the consequences of their selfishness in life.
Hola queridos amigos, quĆ© bonito, quĆ© bonita es la Navidad ahĆ con esta mĆŗsica de fondo que nos recuerda a esas calles de Londres, a esos territorios que a veces nos aparecen en las pelĆculas, tan mĆticos, con sus calcetines, con sus chimeneas, con sus... Bueno, pues estamos en Navidad, casi, casi, Āæno? Y les propuse a estos chicos de segundo de bachillerato V, o sea, los excelencios, que si podĆamos leer un poquito, un cachito, un fragmento del famosĆsimo cuento de Navidad de Charles Dickens, Āæno? Que en tantĆsimos sitios del mundo, pues es como una referencia de estos dĆas, Āæno? Y bueno, pues como no me se sabe negar al profesor, pues dijeron que sĆ, Āæverdad? AsĆ que vamos a hacer la lectura de Cuento de Navidad de Charles Dickens, lo hacemos para todos vosotros, para que al menos sepĆ”is de quĆ© va este clĆ”sico, Āæno? Porque va a ser un momento en el cual lo que vamos a leer, Scrooge estĆ” en su cama, Scrooge es una persona egoĆsta, que no quiere cambiar, que quiere que su vida estĆ© regida por el materialismo, por el dinero, y recibe la visita de un antiguo socio que habĆa muerto, de un socio que fue igual que Ć©l, un egoĆsta, y ĀæquĆ© pasa? Pues que este socio le visita desde el infierno, y le promete que le van a visitar esa misma noche tres espĆritus, y que esos tres espĆritus pues le van a contar cosas de su pasado, de su presente y de su futuro.
AsĆ que vamos a escuchar ya ese fragmento. La puerta de la bodega se abrió con gran escĆ©pito, y luego Scrooge pudo oĆr el ruido de los pisos inferiores mucho mĆ”s intensamente. DespuĆ©s comenzó a subir por la escalera, despuĆ©s se dirigió a la puerta de su piso. «”Siguen siendo paparruchas!Ā», dijo. Ā«No me las creoĀ». Sin embargo, cuando sin una pausa, aquello atravesó su pesada puerta y se presentó ante Ć©l, cambió de color. A su llegada, la agónica llama se reanimó con fuerza, como si exclamara «”Le conozco! Ā”Es el espectro de Marley!Ā», y volvió a apagarse.
El mismo, el mismĆsimo rostro, Marley con su coleta, su casaca de siempre, sus calzas y sus botas, erizadas las borlas de estas Ćŗltimas, asĆ como tambiĆ©n su coleta, los faldones de la casaca y los cabellos de la cabeza. La cadena que arrastraba le ceƱĆa la cintura. Era larga y oscilaba en torno a Ć©l, como un rabo. Y estaba hecha, porque Scrooge la observó de cerca, de cajas, llaves, candados, libros de contabilidad, actas y pesados portamonedas de acero.
Su cuerpo era transparente, por ello, Scrooge, mirando y mirando a travĆ©s del chaleco, pudo ver los dos botones posteriores de la casaca. Scrooge habĆa oĆdo decir muchas veces que Marley no tenĆa entraƱas, pero hasta hoy nunca lo habĆa creĆdo. No, ni siquiera ahora lo creĆa, aunque miraba el espectro de pies a cabeza y lo tenĆa ante Ć©l, aunque notaba la glacial influencia de sus fijos ojos muertos y observaba la textura del paƱuelo atado alrededor de su cabeza y de su barbilla.
PaƱuelo, de cuya presencia no se habĆa dado cuenta hasta entonces. SeguĆa sin creerlo y se negaba a aceptar lo que sus sentidos le dictaban. āĀæQuĆ© pasa? ādijo Scrooge, mĆ”s caos de colfrĆo que nunca. āĀæQuĆ© quieres de mĆ? āmucho. āLa voz de Marley no cabĆa a duda. āĀæQuiĆ©n eres? āPregunta mejor quiĆ©n fui. āEntonces, ĀæquiĆ©n fuiste? ādijo Scrooge, alzando la voz. āPues ser una sombra es muy quisquilloso. āEn mi vida fui tu socio, Jacob Marley. āĀæPuedes sentarte? āpreguntó Scrooge, mirĆ”ndolo dubitativamente.
āPuedo. āEntonces, siĆ©ntate. āScrooge hizo aquella pregunta porque no sabĆa quĆ© podĆa acontecerle a un fantasma tan transparente en el momento de tomar asiento, y pensó que, de no preguntarlo y ser esto imposible, se verĆan arrastrados a innecesarias explicaciones. Pero el espectro se sentó al otro lado de la chimenea como si fuera la cosa mĆ”s natural del mundo. āĀæNo crees en mĆ? āobservó. āNo ādijo Scrooge. āĀæQuĆ© mĆ”s pruebas quieres de que soy real que las que te brindan tus propios sentidos? āNo lo sĆ©.
āĀæPor quĆ© dudas de tus sentidos? āPorque cualquier insignificancia los afecta ādijo Scrooge. āEl menor desarreglo de estómago les lleva a engaƱarme. TĆŗ podrĆas ser un trocito de carne mal digerido, una pizca de mostaza, una miaja de queso, un poquito de patata mal cocida. Seas lo que seas, hay en ti mĆ”s desviambre que de cadĆ”ver. Scrooge no tenĆa demasiada costumbre de hacer chistes, ni, en aquel momento, tenĆa en el fondo ganas de bromear. La verdad es que trataba de mostrarse ingenioso a fin de distraerse y alejar de sĆ el terror, porque la voz del espectro le turbaba hasta la mismĆsima mĆ©dula de los huesos.
De seguir sentado mirando en silencio aquellos ojos fijos y alados, Scrooge acabarĆa perdiendo, de un momento a otro, el dominio de sĆ mismo. AdemĆ”s, habĆa algo repelante en la atmósfera infernal que arrastraba consigo el espectro. Scrooge no podĆa captarla, pero la adivinaba con toda claridad. Pues, aunque el fantasma se hallaba sentado en la mĆ”s perfecta inmovilidad, sus cabellos, los faltones de la casaca y las borlas se agitaban aĆŗn, como movidos por los cĆ”lidos vapores que salen de un horno.
Dijo Scrooge, volviendo enseguida al ataque por la razón ya explicada y con el afĆ”n de desviar, aunque sólo fuera por unos segundos la pĆ©trea y glacial mirada fija en Ć©l. Explicó el espectro. Pero lo veo, a pesar de todo. Aunque hiciera demasiado calor para llevarlo en casa, dejó que su mandĆbula inferior cayera sobre su pecho. Scrooge se hincó de rodillas y se tapó la cara con ambas manos. Por piedad, dijo espantosa aparición, Āæpor quĆ© me atormentas? Hombre de ideas materialistas, replicó el espectro.
ĀæCrees en mĆ o no? Creo, dijo Scrooge. He de creer, pero Āæpor quĆ© los espĆritus bajan a la tierra y por quĆ© vienen a verme a mĆ? Se exige a todos los seres humanos, respondió el espectro, que su espĆritu alterne con sus semejantes y viaje a lo largo y a lo ancho. Y, si ese espĆritu no lo hace en vida, es condenado a hacerlo despuĆ©s de muerto. Ha de vagar a errante. Hay de mĆ. Y ser testigo de las cosas que ya no puede compartir, aunque hubiera podido hacerlo en vida y convertirlas en felicidad.
El espectro lanzó otro grito y agitó las cadenas y se retorció a las fantasmales manos. EstĆ”s encadenado, dijo Scrooge, temblando. Dime por quĆ©. Llevo la cadena que forjĆ© en vida, replicó el espectro. La forjĆ© eslagón a eslagón, yarda a yarda, y me la ceñà por propia voluntad y por mi propia voluntad carrĆ© con ella. ĀæTe parece ajĆ©n a ti? Scrooge temblaba mĆ”s y mĆ”s. ĀæO preferĆas saber, continuó el espectro, el peso y la longitud de la que te ciƱe a ti con la fuerza de una roca? Hace siete navidades ya era tan completa, pesada y larga como esta.
Desde entonces la has ido agrandando en una cadena enorme. Scrooge lanzó una mirada a su alrededor, temiendo verse rodeado por cincuenta o sesenta brazas de cable de acero, pero no pudo ver nada. Eh, Jacob, dijo suplicante. Dijo Jacob madly, dĆmelo todo. Dime una palabra de consuelo, Jacob. No las tengo, replicó el espectro. El consuelo llega de otras regiones en BNC Scrooge y les es enviado por los ministros a otro tipo de hombres. No puedo ni decirte todo lo que quisiera.
Muy poco mĆ”s me estĆ” permitido. No puedo descansar. No puedo detenerme. No puedo permanecer en falta alguna. Mi espĆritu nunca se apartó de nuestro negocio. Oye, oye bien esto. En vida mi espĆritu jamĆ”s se alejó de los estrechos lĆmites de nuestra midriguera de cambistas. Y ahora tengo ante ti mis fastigosos viajes. Scrooge tenĆa la costumbre de llevarse las manos a los bolsillos de los pantalones siempre que estaba preocupado por algo. Pensando en lo que el espectro acababa de decir, eso hizo ahora, pero sin alzar los ojos ni levantarse del suelo donde seguĆa arrodillado.
Debes de haber ido muy despacio, Jacob. Observó Scrooge, hablando con sentido prĆ”ctico, aunque con deferencia y humildad. ĀæDespacio? Repitió el espectro. Siete aƱos muerto. Murmuró Scrooge. ĀæY viajando todo el tiempo? Todo el tiempo. Dijo el espectro. Sin reposo, sin paz, con la incesante tortura del remordimiento. Viajas de paisa. En alas del viento. Debes de haber cruzado gran cantidad de paĆses en siete aƱos. Dijo Scrooge. El espectro, al oĆr esto, lanzó otro grito e hizo que su cadena chirriara tan horriblemente en el muerto silencio de la noche que la ronda nocturna hubiera hecho bien, denunciĆ”ndolo por turbar la quietud.
Ā”Oh, cautivo, atado y con dobles grilletes! Exclamó el fantasma. No saber que las criaturas mortales han de pasar eternidades de esfuerzo para que este barro nuestro pueda alcanzar la eternidad antes de desarrollar toda bontad de la que es capaz. No saber que un espĆritu cristiano, sea el que sea, trabajando con provecho en su limitada esfera, siempre encontrarĆ” demasiado corta su vida para su enorme capacidad de ser Ćŗtil. No saber que ningĆŗn remordimiento es suficiente para reparar las oportunidades despreciadas de la vida.
AsĆ era yo. Ā”Oh, asĆ era yo! Pero tĆŗ siempre fuiste un buen negociante, Jacob. Barbuceó Scrooge, que estaba aplicĆ”ndose a sĆ mismo todo aquello. Ā”Negociante! Exclamó el espectro, retorciĆ©ndose de nuevo las manos. Mi negocio tenĆa que haber sido la humanidad. Mi negocio tenĆa que haber sido el bienestar general. La caridad, la compasión, la clemencia y la benevolencia tenĆan que haber sido, sólo ellas, mi negocio. Los asuntos de mi despachado no eran mĆ”s que una gota de agua en el vasto ocĆ©ano de mi negocio.
Alzó la cadena hasta la altura de su brazo, como si ella fuera la causa de su irreparable dolor, y volvió a arrojarla pesadamente al suelo. En esta Ć©poca del aƱo, dijo el espectro, Sufro mĆ”s, porque que anduve entre la multitud de los seres humanos con los ojos bajos y nunca los alcĆ© hacia esa bendita estrella que guió a los reyes magos a un pobre establo. No habĆa hogares pobres cuya luz me guiarĆ” a mĆ. Scrooge, al oĆr al espectro expresarse de tal modo, se sentĆa peor cada vez, y comenzó a temblar como un afogado.
EscĆŗchame, clamó el espectro. El tiempo se me acaba. Te escucho, pero no seas duro conmigo. No te andes por las ramas, Jacob, te lo ruego. No puedo decirte por quĆ© me he aparecido ante ti bajo una forma que tĆŗ puedas ver. Antes he estado sentado a tu lado, invisible, muchos y muchos dĆas. No era una idea agradable. Scrooge se estremeció y se enjugó el sudor de la frente. No es esta la parte mĆ”s ligera de mi penitencia.
Resiguió el espectro. Esta noche estoy aquĆ para advertirte que aĆŗn tienes una oportunidad y la esperanza de escapar a mi destino. Una oportunidad y una esperanza que te he procurado yo. Ebenezer. Siempre fuiste un buen amigo. Dijo Scrooge. Gracias. Te verĆ”s acosado. Resumió el espectro. Por tres espĆritus. La mandĆbula de Scrooge cayó casi tanto como antes habĆa caĆdo la del espectro. ĀæEs esa la oportunidad y la esperanza que has dicho, Jacob? Le preguntó con voz trĆ©mula.
Lo es. En tal caso, en tal caso mejor preferirĆa dejarlo correr. Dijo Scrooge. Sin su visita, dijo el espectro, no podrĆ”s evitar la senda que yo he seguido. Espera la primera visita maƱana cuando suene la campana de la una. ĀæY no podrĆa recibirlos a los tres al mismo tiempo y acabar de una vez? Insinuó Scrooge. Espera la segunda visita la noche siguiente y a la misma hora y la tercera a la otra noche, cuando la Ćŗltima campana de las doce deje de vibrar.
No esperes volver a verme y por tu propio bien, recuerda lo que ha pasado entre nosotros. Ā”SuscrĆbete y activa notificaciones! SubtĆtulos realizados por la comunidad de Amara.org Ā”Feliz Navidad a todos! SubtĆtulos realizados por la comunidad de Amara.org